Los viernes negro

“Las concentraciones de protesta que hacemos todos los viernes los funcionarios, como la de hoy, unos piensan que no tienen sentido, que no sirven para nada, que si la lideran los sindicatos, con los que no comparten nada, etc., en fin….se puede argumentar lo que se quiera…estaría bueno..
Algunos pensamos que si sirven, no solo como acto reivindicativo público, que expresa, por unos minutos, que empuja a la reflexión a los de dentro y a los de fuera.
Sirven como revulsivo y “alimento” para el alma y por tanto para nuestro ánimo, ese que andamos en estos últimos años, algunos, recogiendo del suelo para echarlo de nuevo a la espalda y seguir adelante…por motivos varios, que los hay en todas las casas y de todos los gustos.
Esos minutos que compartimos de protesta periódica, reconfortan, nos hace sentir vivos y pertenecer a un grupo de personas, no clientes, o funcionarios, o consumidores, o espectadores, no, PERSONAS. Que no se resignan sin más a las directrices impuestas a todas luces injustas, PERSONAS, esas que hacen honor a esa palabra en mayúsculas, que aun tienen dignidad para decir alto y claro que, basta ya!, que no se han rendido al menos en su derecho al pataleo y denuncia publica, por unos minutos…
Sirve para sentir, sí, por unos minutos, que no estamos solos, que hay muchos que sienten y piensan como tú. Y sobre todo alimenta la esperanza de que juntos, pero juntos, se puedan cambiar algunas cosas
¡! Gracias a esas PERSONAS, que hacéis que esos sentimientos, por unos minutos, afloren ….!! Acostumbrarse, es otra forma de morir……”