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martes, 20 de septiembre de 2011

Optimismo para mejorar la calidad de vida Ser positivo fortalece el sistema inmunológico, mejora la salud cardiovascular y disminuye las posibilidades de sufrir depresión

 Las personas optimistas tienen mejor calidad de vida que las pesimistas debido a que la propensión a ver las cosas en su aspecto más positivo favorece una mejor salud cardiovascular, un mejor sistema inmunológico y mejores relaciones sociales y profesionales, destaca la psicóloga Rosa de Arquer
Optimismo para mejorar la calidad de vida Frente a este grupo de ciudadanos que poseen índices más bajos de enfermedad, niveles más altos de rendimiento académico y deportivo y mayor capacidad para enfrentarse satisfactoriamente a los retos, se sitúan los pesimistas, que contrariamente tienen más probabilidades de sufrir depresión y otras dolencias, de tener menos éxito en el trabajo y de ver fracasadas sus relaciones personales. Son los pros y contras de una u otra postura ante la vida.

Pero dado que «el optimismo es una actitud aprendida ya que no nacemos optimistas y sí nos hacemos», manifiesta Rosa de Arquer, «todos podemos aprender a adquirir esa capacidad y así beneficiarnos de sus ventajas, entre ellas ganar en salud».

¿Y cómo se puede modificar esa disposición personal? No hay una receta milagrosa, responde la psicóloga, pero sí modos de aprender a solucionar los problemas, técnicas para luchar contra el desánimo y estrategias para estimular al sujeto apático y triste. «Se trata de seguir tres pasos: identificar los pensamientos, interpretarlos y, por último, comunicarlos». En este sentido, Rosa de Arquer resalta la importancia de los grupos de autoayuda con quien compartir dificultades. «Son muchos los beneficios que reportan a quienes están alicaídos. Les ayuda ver que hay otras personas en su misma situación y que comprenden su estado», manifiesta esta profesional que conoce bien el valor terapéutico del optimismo a través de su actividad como voluntaria del Teléfono de la Esperanza de Oviedo.

Por todo ello, para mejorar la calidad de vida y el bienestar físico (está demostrado que los pesimistas tienden a desarrollar hábitos poco saludables como tabaco, sobrepeso o escasas relaciones sociales), la psicóloga señala la conveniencia de practicar el optimismo buscando el lado positivo de las cosas «porque siempre hay una cara A y otra B». En este sentido, anima a «ejercitar las habilidades, cualidades y talentos que posee uno mismo (sea bordar, pintar, tocar un instrumento, cocinar...) ya que ayudan a mejorar la autoestima, esa valoración favorable de uno mismo que está estrechamente ligada al optimismo». Asimismo, también anima a aprender a buscar los momentos pequeños de la vida ya disfrutarlos e, igualmente, a rodearse de personas positivas capaces de contagiar el optimismo y llegar a ver el aspecto más favorable de las cosas y esperar a que suceda lo mejor.

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